CRISTIANISMO Y SOCIEDAD

 

Todos los cristianos deben procurar la voluntad de Cristo como algo supremo en sus propias vidas y en la sociedad humana. Los medios y los métodos usados para la mejora de la sociedad y el establecimiento de la justicia entre los seres humanos solamente pueden ser verdaderamente útiles de manera permanente y sostenible cuando estos están arraigados en la regeneración del individuo por medio de la gracia salvadora de Dios en Cristo Jesús. En el Espíritu de Cristo, los cristianos deben oponerse al racismo, a cualquier forma de avaricia, de egoísmo, cualquier vicio, y toda forma de inmoralidad sexual, incluyendo adulterio, homosexualismo y pornografía. Debemos trabajar para proveer para el huérfano, el necesitado, el abusado, el anciano, el indefenso, el enfermo. Debemos hablar en nombre de aquel que no ha nacido y procurar el respeto por toda forma de vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Todo cristiano debe ser un motor para establecer los principios de justicia divina, verdad y amor fraternal en la industria, el gobierno y la sociedad por medio del testimonio de vida. Para lograr esto, el cristiano debe estar siempre presto a trabajar con hombres de bien en cualquier causa noble, siempre cuidando de actuar en el espíritu del amor sin comprometer su lealtad a Cristo y a su verdad.

 

Versos de referencia:

Éxodo 20:3-17, Levítico 6:2-5, Deuteronomio 10:12; 27:17, Salmos 101:5, Miqueas 6:8, Zacarías 8:16, Mateo 5:13-16,43-48; 22:36-40; 25:35, Marcos 1:29-34; 2:3; 10:21, Lucas 4:18-21; 10:27-37; 20:25, Juan 15:12; 17:15, Romanos 12–14, 1 Corintios 5:9-10; 6:1-7; 7:20-24; 10:23-11:1, Gálatas 3:26-28, Efesios 6:5-9, Colosenses 3:12-17, 1 Tesalonicenses 3:12, Filemón, Santiago 1:27; 2:8